LAS LEGIONES DE JULIO CESAR.
INGENIERÍA: ASEDIOS, PUENTES Y OBRAS
Las espectaculares conquistas de las legiones romanas tenían sus cimientos (y nunca mejor dicho) en la extraordinaria capacidad de la ingeniería romana que durante siglos tuvo la absoluta supremacía mundial, posibilitando que sus ejércitos dispusieran del apoyo necesario para conseguir proezas que aún hoy nos asombran por su dificultad.
Los griegos llamaban a los romanos "constructores de cloacas, calzadas y puentes". Era un chiste dedicado a aquellos tipos zafios que habían conquistado el Mundo pero que nunca sabrían levantar algo tan sublime y armónico como el Partenón. Y tenían razón. Los romanos fueron incapaces de manejar el mármol para levantar la estructura arquitectónicamente musical de una maravilla como el Partenón, con su ritmo matemático, sus proporciones exactas, su belleza estilística y su armonía sensitiva que aún en ruínas hace que se nos ponga el vello de punta al contemplarlo.
No. Los romanos no eran "artistas" en el sentido sublime que lo sentían los griegos: no eran arquitectos, sino ingenieros. Y si las cumbres del arte griego serán levantadas con mármol, las del arte romano lo serán con hormigón, esa fea pasta viscosa que al endurecerse adquiría una extraordinaria dureza y con la que los ingenieros romanos consiguieron levantar maravillas... eso sí, "forradas" de mármol, para que hiciera bonito. A pesar de ser exteriormente casi idénticos, nada tienen que ver el arte griego y el arte romano. El arte griego es la expresión humana del sentimiento de la belleza y de la armonía de ese sentimiento con la naturaleza que nos rodea. El arte romano es la manifestación del sentido práctico por encima de todo, con una concesión: el decorado griego con el que forraban sus obras. Si contemplamos obras como el Anfiteatro Flavio (el Coliseo) veremos una estructura de ladrillo y hormigón forrada de piedra bellamente tallada. Pero lo realmente importante para el romano no es esa fachada con la que se ha forrado el conjunto, sino la obra en sí, la fábrica compuesta por hormigón y ladrillo que levanta un conjunto arquitectónico sin igual. Así es el arte romano, un arte práctico por encima de todo.
Y ese sentimiento, esa verdadera necesidad práctica, que hizo que la primera obra pública de Roma fuera precisamente
César dispuso del mejor ejército del Mundo en sus manos, y el paquete también incluía a los mejores ingenieros que en ese momento existían. La ingeniería militar es una ciencia tan antigua como la guerra. Desde Sumeria hasta nuestros días pasando por Egipto o Asiria, los grandes imperios han pretendido contar en sus filas con los mejores ingenieros, capaces de sacarle el máximo partido a los recursos disponibles e incluso inventar otros nuevos. Y Roma, evidentemente, no fue la excepción.
Cayo Julio César fue un alma inquieta: político, soldado, literato, don Juan, astrónomo, orador, etc, etc, etc. En su personalidad fascinante y arrebatadora confluían numerosos afluyentes, entre los cuales estaba el de la inquietud por el arte, y especialmente por la arquitectura. Sabemos que fue él personalmente quien diseñó tanto
Muy numerosos fueron los trabajos de ingeniería realizados por César en sus campañas. Muchos de ellos son relatados en los capítulos dedicados a sus Campañas, los hechos más importantes son estos:
Un puente sobre el Rhin
El puente de César sobre el Rhin es una obra maestra de la historia de la ingeniería. ¿Cuándo decidió cruzar el Rhin César? No lo sabemos, pero lo más probable es que tuviera en mente una expedición de castigo que tras la invasión del año 55 se vio obligado a adelantar. La cuestión es que el mismo día que llegaron ante el Rhin se pusieron a trabajar en su construcción.
Se construyó un campamento fortificado a orillas del Rhin para las legiones del que partiría el puente. Mientras tanto, otros grupos de legionarios talaban centenares de árboles del tamaño apropiado para la obra y los armeros fabricaban durante la noche los moldes de las piezas metálicas del puente, la balsa que serviría para clavar los postes en el lecho del río, los miles de clavos necesarios, etc. Sin duda fue una tarea grandiosa, ya que nunca jamás nadie había construido un puente de
Pensamos que el lugar elegido fue Coblenza, ya que ahí el río tiene "sólo"
En el lecho del río se clavaban una pareja de postes inclinados contra la corriente, y
Ilustración por Peter Connolly (Ed. Greenhill books).
Era una obra maestra, tan eficazmente simple, tan "romana", sin concesiones a la estética, práctica y sólida al 100%. Aquella obra que habría de asombrar a Roma y despertar la imaginación de generación tras generación fue concluida en 10 días.
Fue tal el impacto de esta obra que los 500.000 germanos que se estaban preparando para cruzar a las Galias, se retiraron apresuradamente al interior de sus bosques pensando que aquella hazaña sólo podía ser obra de dioses. Tras arrasar la zona de Germania más cercana al puente, César volvió a cruzarlo destruyéndolo después para asombro de germanos, galos y romanos.
Asedios: Avarico y Alesia
La obra maestra de la guerra romana fueron los asedios. El completo dominio de la tecnología y la experiencia y soberbia habilidad de sus ingenieros dieron a Roma algunos de sus más famosos triunfos en forma de terraplenes, rampas, minas y fosos. César en persona diseñó todas y cada una de las fortificaciones que levantaron sus legiones en campaña. Era un experto en ingeniería militar al mando de los más grandes ingenieros militares de toda
Los dos asedios más famosos de César ocurrieron en el año
Los ingenieros romano les demostraron pronto su terrible error.
Ilustración por Peter Connolly (Ed. Greenhill books).
Tras una rápida inspección ocular, César se dio cuenta de la imposibilidad de tomar la ciudad por otro punto que no fuera la depresión. Así que ordenó construir una gigantesca rampa de troncos de
Tras su sorprendente triunfo en Avarico, César se dirigió a Gergovia, donde se había refugiado Vercingétorix. Pero un inesperado revés hizo que César levantase el sitio y dejara atrás la ciudad. Vercingétorix, envalentonado, persiguió a las legiones que "sospechosamente" se retiraban muy lentamente, cayendo en una emboscada de la caballería germana. Aterrados al ver a su caballería en fuga y a las legiones dar la vuelta para cortarles el paso, los galos, atemorizados, huyeron para refugiarse en Alesia, la ciudad sagrada.
Alesia estaba edificada sobre una meseta en forma de rombo de
Pero César sabía que el ejército de rescate galo se estaba formando apresuradamente y que llegaría antes de treinta días. César no tenía suministros más que para un mes, así que decidió quedarse allí y terminar con la guerra de una vez por todas. Fue entonces cuando su mente genial concibió la famosa idea que es considerada como la más sorprendente de la guerra antigua.
Ilustración por Peter Connolly (Ed. Greenhill books).
Encerró a la ciudad en un doble anillo fortificado que impidiera salir a Vercingétorix y que a la vez impidiera entrar al ejército de salvamento. Y las 10 legiones, unos 50.000 hombres, se situaron entre ambos anillos concéntricos para defenderse de los ataques simultáneos de los sitiados y de los guerreros que llegarían al rescate.
Ilustración por Peter Connolly (Ed. Greenhill books).
Para ello, César ideó una doble línea de fortificaciones sin parangón en toda
Así vieron los galos las titánicas fortificaciones de César. Fotografía del autor de este web tomada en el Archeodrome.
Tras 13 días de titánicos trabajos sin descanso, la línea interior que encerraba Alesia fue terminada. Medía
Las fortificaciones de Alesia fueron la clave de la victoria de César en las Galias. Un triunfo sin precedentes de sus ingenieros.
En la imagen superior, los legionarios construyen la famosa rampa de Masada, más de 100 años después de César. Ésta era la forma en la que se construían las rampas: un armazón de troncos entrelazados relleno de cascotes. Hoy, 2.000 años después, la rampa de Masada aún se conserva para admiración de todos los que acuden a verla a orillas del mar Muerto. Mudo y grandioso testimonio de la soberbia eficacia y maestría de los ingenieros militares romanos. Ilustración por Peter Connolly (Ed. Greenhill books).
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